La Creación, según los indios iroqueses

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Chamanismo Iroques - La creación del mundo

El mito de la creación iroqués es una fascinante narrativa que explica los orígenes del mundo y la humanidad según esta cultura nativa norteamericana.

Este mito de la creación iroqués no solo explica el origen del mundo, sino que también refleja la filosofía de esta cultura sobre el equilibrio entre el bien y el mal, así como la importancia de la cooperación entre todas las criaturas.

El mito de la creación iroqués

El mito de la creación iroqués

En un tiempo muy remoto, solo existía un vasto mundo superior habitado por seres espirituales. En este mundo celestial vivían personas pacíficas y sabias, entre ellas una joven llamada Aataentsic, o “la Mujer del Cielo”. Un día, Aataentsic quedó embarazada de gemelos, y aunque las circunstancias eran misteriosas, la comunidad la aceptó con amor.

Sin embargo, pronto ocurrió algo extraordinario: Aataentsic comenzó a tener visiones que la llevaron a un gran árbol sagrado en el centro de su mundo. Ella sentía que algo importante sucedería en ese lugar y, con ayuda de otros espíritus, desenterró el árbol.

Al hacerlo, dejó un enorme agujero, a través del cual pudo ver abajo un gran océano sin fin. Accidentalmente, Aataentsic cayó a través del agujero y comenzó a descender hacia las aguas de abajo.

En el mundo de abajo, únicamente existía agua, habitada por animales acuáticos como tortugas, castores, patos y nutrias. Al ver a Aataentsic caer desde el cielo, los animales decidieron ayudarla. La Gran Tortuga se ofreció como base para que la Mujer del Cielo tuviera un lugar donde caer. Los demás animales colaboraron y nadaron hacia el fondo del océano para recoger tierra y crear una isla en el caparazón de la Gran Tortuga.

Después de varios intentos, fue la pequeña nutria quien finalmente logró traer suficiente tierra desde el fondo. La depositaron sobre el caparazón de la tortuga y, así, comenzó a formarse el mundo terrestre. A medida que Aataentsic pisaba la tierra, esta empezó a expandirse, creando montañas, llanuras y ríos. Por eso, los iroqueses se refieren a la tierra como “la Isla de la Tortuga”, en honor al papel fundamental de la tortuga en su creación.

Los Gemelos de la Creación

Después de llegar a la Isla de la Tortuga, Aataentsic dio a luz a sus gemelos. Uno de ellos, llamado Sapling o el “Hermano Bueno”, representaba la bondad y el orden, mientras que el otro, Flint o el “Hermano Malo”, encarnaba el caos y la destrucción. Estos gemelos simbolizan el equilibrio entre las fuerzas opuestas en el mundo.

Sapling comenzó a crear todo lo bueno y beneficioso para la vida. Moldeó ríos, plantas, animales y fuentes de alimento, buscando un equilibrio armonioso en la Tierra. Por otro lado, Flint interfería con la creación de su hermano, agregando espinas a las plantas, creando montañas rocosas y serpientes venenosas. Esta rivalidad simbolizaba la coexistencia del bien y el mal en el mundo.

Finalmente, los gemelos libraron una batalla para decidir quién tendría dominio sobre la creación. Sapling, con su naturaleza bondadosa y compasiva, triunfó, asegurando que la bondad prevalecería en el mundo. No obstante, Flint, aunque derrotado, permaneció en el mundo y continuó trayendo dificultades para recordar a la humanidad la importancia de vivir en armonía y respetar el equilibrio natural.

El mito de la creación iroqués

Significado del mito

1. La Conexión entre Mundos:

La caída de Aataentsic desde el mundo superior representa una unión esencial entre lo espiritual y lo material. Esto sugiere que el mundo visible e invisible están interconectados, y que la creación de la vida en la Tierra tiene una raíz espiritual. En el mito, la Isla de la Tortuga —la tierra firme que surge sobre las aguas— simboliza la materialización de lo sagrado en el plano físico, un mensaje de que lo divino y lo humano son inseparables y que el mundo material es también sagrado.

2. Interdependencia y Colaboración:

La creación de la tierra es posible gracias a la colaboración entre distintos seres. Los animales acuáticos, como la tortuga, el castor y la nutria, trabajan juntos para sostener y asistir a Aataentsic, permitiendo que nazca la vida en el mundo inferior. Este mensaje de cooperación subraya la creencia iroquesa en la interdependencia de todos los seres. Cada uno, por pequeño que sea, tiene un rol crucial en el equilibrio del mundo, mostrando el respeto hacia la naturaleza y la importancia de la solidaridad.

3. Dualidad y Equilibrio:

La figura de los gemelos, Sapling y Flint, representa la coexistencia de fuerzas opuestas en el mundo: creación y destrucción, bondad y maldad, armonía y conflicto. Esta dualidad no es vista como algo negativo; al contrario, el mito enseña que ambas fuerzas son necesarias para el equilibrio de la vida. La creación no sería completa sin desafíos o dificultades, y el bien no tendría sentido sin el mal. Este mensaje de aceptación de la dualidad recuerda que el equilibrio entre opuestos es fundamental en el ciclo de la vida y la naturaleza.

4. La Lucha Interna y la Sabiduría de la Experiencia:

La confrontación entre los gemelos es también un reflejo de la lucha interna en cada persona. Así como Sapling y Flint batallan por establecer su dominio, el ser humano enfrenta la tensión entre sus aspectos positivos y negativos. El mito sugiere que no se trata de destruir uno de estos aspectos, sino de aprender a convivir con ambos en armonía. Flint, el gemelo “malo”, no desaparece tras ser vencido; permanece como recordatorio de la necesidad de equilibrio y de que el camino de la vida incluye aceptar los desafíos.

5. El Papel de la Tierra como Entidad Viva:

La Isla de la Tortuga es más que un lugar de asentamiento; es una entidad viva, en la cual la vida se sostiene y crece. Este símbolo sagrado resalta la concepción iroquesa de la Tierra como una madre que sustenta y protege a sus habitantes, en sintonía con la idea de que los seres humanos son guardianes de este mundo. En este sentido, el mito enseña una reverencia por la Tierra, invitando a protegerla y mantener el equilibrio con la naturaleza.

El mito de la creación iroqués es una historia que busca enseñar que la vida es un viaje de equilibrio, en el cual el respeto por los demás seres, la naturaleza y la aceptación de los opuestos son esenciales para la armonía universal. Este mito no solo cuenta el origen del mundo, sino que también ofrece una guía espiritual para vivir en paz con uno mismo, los demás y el entorno.

Fuente: María Luisa Freijeiro – Instituto de Estudios Chamánicos

Referencias:

Campbell, Joseph (2013), El héroe de las mil caras.

Vecsey, Christopher (1983), Mitos y ceremonias de los iroqueses.

Mann, Barbara Alice (2000), Iroqueses en la historia y mitología nativas.